El 10 de junio de 1912 llegó a tierras costarricenses Pedro Raventós. Siendo, el menor de una familia de nueve hermanos de La Llacuna (Barcelona) Su hermano José había llegado al país en 1905.
Su padre le entregó 10 monedas para ayudarle a su regreso en caso de no “encontrar fortuna.” Nunca las usó y las convirtió en un emblema de motivación en su largo camino al éxito.
En 18 años fundó el Almacén Raventós y fue un destacado importador de harina. Pero, a la postre, fue el arrendamiento de inmuebles su más importante actividad comercial. Hay que destacar que consiguió todo esto teniendo apenas el tercer grado de escuela.
Un incendio en lo que es hoy el Edificio Raventós, le permitió convertir una desgracia y grandes pérdidas materiales en oportunidad. Ahí construiría la primera de sus edificaciones y la construcción y alquiler de inmuebles desplazaría el comercio. Se convertiría ésta con los años en su más importante actividad empresarial. Don Pedro, murió a sus 87 años con las botas puestas, no logró ver concluido su último edificio, emblemáticamente bautizado como La Llacuna, el lugar que lo vio nacer y que nunca olvidó.
Fuente: Corporación Raventós