El zaragozano Francisco Fau (nacido en 1927) llegó a Costa Rica en 1958, donde se casó con la costarricense Teresita Villalobos, a la que conoció en París.
El trayecto de ida a Costa Rica duró dos semanas, desde Barcelona hasta el puerto de Puntarenas, donde desembarcó. Ya en Costa Rica, casi lo primero que hizo fue preguntar: “¿Y aquí,dónde se sube?”. Su amor por la montaña le llevó a fundar el Club de Montañeros de Costa Rica.
Enseguida le dijeron que la montaña más alta del país era el cerro Chirripó Grande, pero que nunca nadie la había subido.
A los pocos meses, Paco Fau se puso manos a la obra y organizó una expedición con algunos amigos. “Abrimos camino con machete, nos tomó llegar varios días. Íbamos tres o cuatro amigos y llevábamos 15 peones. Era pura selva, no había ni una senda”. Corría el año 1958.
Al llegar a la cima. pusieron un buzón, como los que se suelen colocar en los picos en Europa, y dejaron dentro una libreta para que los que llegaran anotaran sus nombres, algo que no se acostumbraba en Costa Rica.
“Regresamos a los dos años con más gente, la libreta estaba intacta. La sustituimos por un libro especial para firmas, con una petaca de hojalata para que se conservara y ahí lo dejamos”. En ese segundo viaje, el montañero aragonés filmó una película en 8 mm, sin sonido, que después iban narrando por las escuelas ticas.
No contento con ascender el Chirripó, Fau se apuntó un nuevo reto en su libreta: “El cerro del Arenal me llamaba la atención». Entonces no se sabía que era un volcán, todo el mundo pensaba que era una simple montaña.
“Al ascender vimos que había agua hirviendo, azufre… Ahí nos dimos cuenta que no era un cerro, sino un volcán, y así lo comunicamos”.
Poco después, comenzaron las erupciones (año 1968) del que se ha convertido en el más activo de los colosos de fuego del país centroamericano, y en uno de los mayores atractivos turísticos de Costa Rica.
Otra de sus grandes expediciones consistió en cruzar el país desde la costa caribeña (océano Atlántico) hasta la pacífica, atravesando la cordillera de Talamanca.
Cuando llegó a Costa Rica, sin tener todavía papeles, su suegro le invitó a trabajar en su farmacia, pero pronto vio una oferta de empleo que le llamó la atención: el Instituto Nacional de Segu ros buscaba agentes de venta, Fau se presentó y le pidieron que se nacionalizara para comenzar a trabajar con ellos. Se especializó en seguros marítimos, que eran comple- tamente desconocidos. En ese campo hizo fortuna y carrera y durante 30 años estuvo en las filas del INS, hasta que se jubiló.
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